La Fiesta de los Gancheros en Guadalajara
- 13 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 jul
Los Gancheros del Alto Tajo
En el corazón del Alto Tajo, la Fiesta Ganchera mantiene viva la memoria de uno de los oficios más arriesgados y espectaculares que conoció la tradición maderera: el de los gancheros. Aunque hoy extinto, este oficio representó durante siglos una pieza clave en la economía y la cultura de las tierras altas de Guadalajara.
🪓 ¿Quiénes eran los gancheros?
Los gancheros eran hombres que transportaban troncos río abajo utilizando únicamente la fuerza del agua y una herramienta básica: el gancho o bichero. Su destino final solía ser la antigua fábrica de Aranjuez, aunque algunas fuentes indican que también llegaban a Toledo y Talavera de la Reina.
La primera maderada registrada se remonta al siglo XVI, cuando se transportó madera para la construcción del Palacio Real de Aranjuez. La última tuvo lugar a mediados del siglo XX, marcando el fin de una era.
🧭 Un oficio nómada y de gran complejidad
La ganchería era una actividad estacional, que se desarrollaba en primavera y verano, y exigía una logística muy precisa. Los gancheros solían ser nómadas, llegados de distintos lugares, y trabajaban en compañías organizadas.
El proceso era el siguiente:
Corte de los troncos al inicio de la primavera.
Traslado a los embarcaderos o aguaderos.
Secado natural, para eliminar resinas y vegetación adherida.
Deslizamiento controlado hasta el cauce del río.
Conducción fluvial, guiando los troncos por aguas turbulentas hasta su destino final.
Era un trabajo físico, de riesgo y altamente especializado, transmitido de padres a hijos.
🎉 La Fiesta Ganchera: memoria del Alto Tajo
Hoy, el legado de este oficio se celebra cada año en la Fiesta Ganchera, una recreación festiva y emotiva que tiene lugar en diferentes pueblos del Parque Natural del Alto Tajo. Esta cita incluye demostraciones en el río, exposiciones, charlas y actividades culturales que rinden homenaje a la vida dura pero épica de los gancheros.
La fiesta representa una manifestación viva del patrimonio inmaterial de Castilla-La Mancha, y un ejemplo de cómo la tradición se puede revivir con orgullo desde la emoción, la memoria y el respeto por los oficios de antaño.










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